jueves, 2 de octubre de 2008

América del Norte y Europa podrían empezar a enfriarse en los próximos diez años

Partes de América del Norte y Europa podrían enfriarse de manera natural en los próximos diez años, porque un cambio en las corrientes oceánicas va a moderar temporalmente el efecto del calentamiento global provocado por el ser humano, advirtió un estudio del Instituto Leibniz de Ciencias Marinas (Alemania).

Las temperaturas promedio en áreas como California y Francia podrían bajar en los próximos 10 años, influidas por corrientes más frías en el Atlántico Norte, indica un informe dado a conocer por la institución con sede en Kiel, Alemania.

El estudio se basó en temperaturas sobre la superficie marina de las corrientes que mueven el calor alrededor del mundo, y varían de decenio en decenio. Este efecto de enfriamiento regional podría neutralizar temporalmente el fenómeno de largo plazo de calentamiento provocado por los gases de efecto invernadero que no dejan escapar el calor del planeta, dijo Richard Wood, investigador en el Met Office Hadley Centre, un proveedor británico de servicios ambientales y relacionados con el clima.

“Esas variaciones naturales del clima podrían ser más fuertes que las tendencias de calentamiento global en el periodo de los próximos 10 años”, dijo Wood en una entrevista. “Sin saber eso, uno podría pensar de manera equivocada que no se está produciendo calentamiento global”.

El estudio de Leibniz, que fue escrito en colaboración con Noel Keenlyside, otro científico que investiga en el instituto, fue publicado en la edición del 1 de mayo de la revista científica Nature.

“Si no experimentamos calentamiento en los próximos 10 años, no significa que el calentamiento que producen los gases de efecto invernadero no se está produciendo”, dijo Keenlyside en una entrevista. “Puede haber fluctuaciones naturales que disimulen el cambio climático en el corto plazo”.

El dióxido de carbono, producido principalmente por la quema de combustibles fósiles como el petróleo y el gas natural, es el factor contaminante al que se responsabiliza del calentamiento global. Desde 1988, los niveles de dióxido de carbono en los cielos del mundo aumentaron un 9,8 por ciento, según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, según sus siglas en inglés).

Los científicos debaten cuánto carbono puede llegar a la atmósfera antes de que los efectos del cambio climático (sequías, inundaciones y reducción se recursos de agua fresca) se vuelvan irreversibles. Por cada millón de moléculas presentes en la atmósfera alrededor de 384 son de dióxido de carbono, según la agencia climática estadounidense (NOAA).

Las temperaturas mundiales no pueden subir más de dos grados Celsius (3,6 grados Fahrenheit) sin caer en riesgo de padecer los peores efectos del cambio climático, según la Unión Europea. Un escenario que permanezca por debajo de ese límite sugiere que los niveles de dióxido de carbono deben ser estabilizados entre 350 y 400 partes por millón.

Los cambios de largo plazo en la región del Atlántico Norte afectan “la actividad de los huracanes en el Atlántico, así como las variaciones de temperatura en la superficie y de precipitaciones en América del Norte, Europa y el norte de África”, según el estudio.

domingo, 28 de septiembre de 2008

LA CAPA DE OZONO SE RECUPERA PROGRESIVAMENTE


Se confirma una recuperación “lenta pero progresiva” de la capa de ozono, si bien los niveles de 1980 no se restablecerán hasta el periodo 2060-2075. El pasado año fue además el séptimo en extensión máxima del agujero de ozono desde 1979, rompiéndose la tendencia de los años anteriores. En cuanto al año 2008, la formación del agujero ha comenzado relativamente tarde, pero su crecimiento está siendo “muy rápido”, según la citada fuente.

Estos datos se han dado a conocer con motivo de la celebración del Día Internacional para la Preservación de la Capa de Ozono, que conmemora la firma en la misma fecha de 1987 del Protocolo de Montreal. Tras el descubrimiento del agujero de ozono sobre la Antártida, el Protocolo de Montreal destacó la necesidad de una reducción drástica en la producción y uso de determinadas sustancias. Posteriores reuniones de seguimiento del protocolo aceleraron la fase de prohibición y añadieron nuevas sustancias a la lista de compuestos prohibidos, subrayó la agencia dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, que valoró que las prohibiciones han tenido éxito y se ha conseguido una reducción muy significativa en las emisiones.

A pesar de los buenos resultados, para que los efectos de esta reducción se hagan notar habrá que esperar, ya que la vida de estos compuestos es larga. Por ello, aunque se ha logrado reducir al mínimo posible la emisión de estas sustancias, los efectos de emisiones pasadas persistirán durante décadas. La Aemet advirtió además de que la recuperación de la capa de ozono en los próximos años se complicará debido a la compleja interacción entre ésta y el cambio climático.

Ello se debe a que, como cada año, al aproximarse la primavera austral comienza la destrucción de ozono sobre la Antártida. Durante el invierno austral se alcanzan en la estratosfera temperaturas muy bajas (por debajo de -78 grados), según los datos de la agencia española. Esas temperaturas son necesarias para formar las llamadas nubes estratosféricas polares, en cuya superficie se producen las reacciones químicas que llevan a la destrucción del ozono estratosférico en presencia de luz solar y de las sustancias destructoras de ozono que actúan como catalizadores de las reacciones.

miércoles, 23 de abril de 2008

En pro de la vida

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